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¿Qué son las parejas swingers y en qué consiste este tipo de relación?
Las relaciones swinger tienen en común con las relaciones abiertas el hecho de que se elimina la exclusividad sexual pero se mantiene la exclusividad romántica en la pareja, mientras que en otras no monogamias como el poliamor se puede tener implicación afectiva con diferentes personas. La particularidad de las relaciones swinger es que los encuentros sexuales con otras personas se tienen siempre en pareja.
Dejar los celos a un lado
Las personas y parejas swingers afirman con frecuencia que este estilo de vida es “no apto para personas celosas”. Evidentemente, cuando te planteas la posibilidad de involucrarte con terceras personas a nivel sexual has de tener en cuenta que tu pareja va a hacerlo también.
Todas las personas experimentamos celos, ya que son una emoción más. Es inevitable, en cierto sentido, ya que todo el mundo tiene sus inseguridades y más cuando nos exponemos a situaciones como las que se dan en el mundo swinger. Dejar los celos a un lado quiere decir que, aunque los sintamos a veces, no debemos dejarnos llevar por ellos y caer en conductas de hipervigilancia o control, sino que pueden gestionarse con una buena comunicación o con estrategias de afrontamiento emocional.
Guardar discreción
Como podrás imaginar, aún a día de hoy hay una gran parte de la población que no entiende o no aprueba las prácticas swingers. Precisamente por eso hay algunas personas que son más abiertas a la hora de visibilizar esta parte de su vida mientras que otras prefieren mantenerse en el anonimato.
Si, por ejemplo, acudes a un local de swingers, es posible que existan normas en lo que respecta a sacar fotos dentro del club. Compartir en redes sociales fotografías en las que aparecen personas que no han dado su consentimiento puede “sacarlas del armario” de manera forzosa y ponerlas en un compromiso. Esta discreción también se extiende a nombres, números de teléfono y cualquier dato que pueda identificar a personas que no quieran hacer público este ámbito de su vida.
Reservar un espacio para la pareja
Como ya hemos mencionado en uno de los puntos anteriores, la pareja es lo prioritario en todo momento. Para evitar que la relación se resienta, es importante que haya cosas exclusivas de la pareja en las que no se implique a nadie más.
Esta exclusividad puede ceñirse a prácticas, tiempos, lugares, etc. Por ejemplo, hay algunas parejas de swingers que se reservan los besos en los labios mientras que otras se reservan el sexo con penetración. O, por el contrario, la pareja puede reservarse ciertos lugares (su casa, su cama, el restaurante donde tuvieron su primera cita…) o momentos (por ejemplo, algunas parejas tienen por norma verse con otras personas solamente los sábados y reservar otros días para pasar en pareja).
Protegerse
¿Recuerdas el anterior apartado acerca de la necesidad de guardar discreción? Ya hemos dicho lo importante que es tener cuidado a la hora de manejar datos e imágenes personales. Pues bien, de la misma manera que debemos cuidar lo que compartimos de otras personas, es recomendable ser prudentes con los datos que revelamos sobre nuestras vidas a las personas con las que tenemos encuentros. Por ejemplo, si conoces a una pareja en una web de swingers sería aconsejable que te asegurases de que son quienes dicen ser antes de, por ejemplo, darles tu dirección para quedar en tu casa.
Y no sólo hablamos de datos a la hora de protegernos. Cuando aumenta el número de personas con las que tenemos relaciones sexuales se incrementa, en consecuencia, el riesgo de transmisión de infecciones. Por eso en el ambiente swinger el uso del preservativo suele ser indiscutible.
Respetar los límites pactados
Especialmente si es tu primera experiencia en el mundo liberal, lo más recomendable es pactar ciertas cosas de antemano. Pongamos que tu pareja y tú habéis planeado hacer vuestra primera visita a un local swinger. ¿Qué es lo que esperáis? ¿Hay algo que os gustaría hacer? ¿Hay algo que creéis que podría incomodaros? La recomendación suele ser ir “sólo a mirar” el primer día sin interactuar con nadie, ver cómo os sentís y empezar a hablar a partir de ahí sobre lo que os gustaría hacer la próxima vez (si es que queréis repetir).
O sea, no suele ser aconsejable improvisar y mucho menos las primeras veces. También es necesario, si quedáis con una o varias personas para un encuentro, que habléis de antemano sobre lo que queréis hacer y lo que no. Cada persona tiene sus preferencias y sus límites, y los locales también tienen los suyos propios. Por ejemplo, algunos de los clubes más “tradicionales” tienen por norma que no haya contacto sexual entre hombres.
Comunicarse
Al fin y al cabo, siempre que hablamos de relaciones de pareja tenemos que resaltar el importante papel que juega la comunicación en absolutamente todos los aspectos. Esto es así tanto en las relaciones monógamas como en las relaciones no monógamas, de manera que las parejas de swingers no son una excepción.
Desde la conversación inicial en la que se plantea la posibilidad de abrirse al estilo de vida swinger hasta la negociación de límites, pasando por la expresión de las emociones que pueden ir surgiendo, es fundamental saber cómo y cuándo compartir lo que sentimos y lo que queremos. Y, por supuesto, siempre debe existir la posibilidad de renegociar las normas previamente pactadas en caso de que cualquiera de las personas implicadas se sienta incómoda.
¿Mi pareja y yo podemos ser swingers?
En ocasiones se han “vendido” las relaciones swinger como una manera de mejorar las relaciones de pareja… pero esto es cierto sólo en parte. Es verdad que muchas parejas han visto fortalecida su relación al convertirse en swingers, pero esto no quiere decir que se trate de una especie de salvavidas para relaciones con problemas.
Antes de plantearte entrar en el mundo swinger es necesario que revises los motivos por los que lo haces. Si es porque os apetece y para que sume cosas positivas a vuestra vida sexual, puede ser una buena idea. Si, en cambio, es algo que quieres hacer porque tu pareja ya no te atrae, porque os aburrís… quizás es mejor trabajar antes en la relación que ya tenéis para solidificarla antes de someterla a un cambio tan importante.